En el caso de niños y adolescentes, el proceso se inicia con la visita a sus padres o cuidadores referentes con el fin de que puedan explicar todo lo que les parece relevante de la historia y de la situación actual de sus hijos o hijas.
Una vez realizado este primer encuentro, se visita al niño/a o adolescente durante unas primeras sesiones, entre 2 y 4, para poder entender cuál es su situación actual y cómo han sido sus experiencias a lo largo de su desarrollo vital. Llegados al punto donde sentimos que he entendido todo lo necesario, les explicaría cuál es mi comprensión de qué se podría hacer para poder mejorar el malestar que se pueda estar viviendo.
Por último, se volvería a avisar a los padres o cuidadores para informar del proceso inicial de valoración. Estas entrevistas iniciales no tienen por qué comprometer a iniciar un proceso psicoterapéutico. En caso de que todo el mundo estuviera de acuerdo se iniciaría el proceso tratando de fijar de entrada qué objetivos se querrían conseguir y poder ir revisando si se están alcanzando.
Tras el proceso inicial, se realizan visitas con los padres o cuidadores de forma periódica para ir informando de la evolución del niño/a adolescente.